miércoles, 5 de abril de 2017

Credencial y Compostela

La credencial del Camino de Santiago, sucesora del documento entregado a los peregrinos durante la Edad Media y que era utilizado como salvoconducto, es un documento que acredita al caminante como peregrino y certifica su paso ordenado por las distintas poblaciones de cualquiera de las rutas jacobeas. Es como una guía del Camino de Santiago en el que el peregrino va registrando su viaje. Los sellos que el peregrino va reuniendo a su paso por los albergues, ayuntamientos, parroquias e, incluso, locales comerciales o bares, y que, al llegar a Santiago, sirven de garantía para obtener la compostela, el texto oficial que certifica haber realizado el Camino a aquellos que hayan recorrido, al menos, los últimos 100 kilómetros a pie o a caballo o los últimos 200 en bicicleta por motivos espirituales.

Tiene dos finalidades prácticas: la de permitir el alojamiento en los albergues y la de funcionar como acreditación para solicitar la compostela una vez se llega a Santiago.

Al entregar la credencial, el peregrino o peregrina recibe un documento con orla característica de hojas de roble y vieiras jacobeas en el que se hace constar en latín el nombre del peregrino, y es firmada en la actualidad por el Secretario Capitular de la Iglesia Compostelana.


Se trata de un documento otorgado por las autoridades eclesiásticas que certifica haber completado al menos 100 kilómetros a pie o a caballo (200 si se hace en bicicleta) del Camino de Santiago. Se expide en Compostela a todos aquellos peregrinos que, mediante la credencial del Camino debidamente sellada, demuestren su paso ordenado, por motivo religioso o espiritual -aunque sea en sentido de búsqueda-, por los diferentes enclaves de alguna de las rutas jacobeas (serán válidas cualquiera de ellas). Aquellos que hayan completado el Camino por otros motivos (lúdicos, deportivos…) podrán solicitar al llegar a Santiago otra certificación conocida como el certificado del peregrino.

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