“El hombre triste”.
Había una vez un hombre que estaba muy
triste, era tan triste,
tan triste, que nada le animaba, un día se sentó debajo de un árbol que tenía en su jardín para pensar que le pasaba.
se dio cuenta de que necesitaba un hobby, una actividad que le
ayudase a pasar el rato y sentirse más feliz. Probó a hacer natación en
un lago cercano, pero ni las graciosas caras de los peces le animaban. Después de ésta vinieron muchas más actividades que no
sirvieron para nada, como por ejemplo: aprendió a hacer fogatas con fuego que calentaban mucho, truco dados, hizo tiro con arco y perdió
algunas flechas; incluso aprendió a hacer grandes
operaciones matemáticas que no se podían resolver ni con un ábaco.
Cansado de buscar se sentó en el mismo árbol y gritó: ¡Que me parta un rayo si no encuentro un hobby!
Así que siguió con su
depresión y decidió subirse a otro sitio para ver algo nuevo, un avión. En medio del viaje, al piloto le dio un par cardiaco y él tuvo que
pilotar el avión y se dio cuenta de que ese era su hobby. Desde que pilota
aviones de todo tipo es feliz y ya no volvió a sentir tristeza ¡jamás!
Paco
“El colegio y el Monopoly”.
En un colegio de la ciudad de Albacete había un Monopoly prohibido por el
peligro que contenía. Era un extraño y extraordinario juego único en el mundo. Unos estudiantes sacaron el juego y empezaron
a jugar. David fue el primero en tirar el dado y cayó en la casilla de suerte, en
la carta le tocó que tenía casilla gratis,
fue al zoológico y la compró. De
pronto, apareció en él. Había un árbol y muchas cosas, era una selva y no tenía cómo escapar. Entonces siguió las señales y la primera fue
una flecha. Fue mala idea porque era un
campamento indio y empezaron a atacarlo.
Siguió corriendo hasta que llegó a la señal del ábaco que le llevó a su colegio pero estaba todo cambiado y de repente algo que
no vio fue un dragón que expulsaba fuego por la boca. Se refugió en su clase
dónde estaba el tablón de caritas
tristes. Él era el que más tenía y lo arrojó al fuego
para que ardiera y consiguió escapar refugiándose en una tienda de campaña que
no tardo en romperse porque un rayo la destruyó por completo. Después fue a
un río con fuertes corrientes y con mucho caudal, empezó a nadar y a nadar hasta
que vio que había peces. Se puso a pescar un pez que se comió y le quitó el hambre. Salió corriendo pensando y teniendo
razón de que iba a escapar de ahí llegó a la señal del avión y ya volvió a la realidad.
Marcos
“El susto”.
Había un niño muy inteligente, al que se le daba muy bien el ábaco. Un día cogió un avión acompañado de su mascota, un pez. Tan mala suerte tuvo que alcanzó
un rayo al avión, cayendo al vacío, pero
siendo frenado por un árbol. Consiguió
salir con cara muy triste,
aunque había fuego en el motor. Un equipo de
salvamento le tiró una gran flecha de rescate para apartarlo del avión a la que pudo agarrarse antes de que
explotará el motor. El niño, se prometió a sí mismo, no volver a jugarse a los dados con sus amigos, nunca más, un vuelo en avión.
Álvaro Fernéndez