jueves, 4 de mayo de 2017

Frómista

En 1066 Doña Mayor fundó en Frómista un monasterio del que queda hoy sólo una iglesia, la famosísima de San Martín de Frómista, construida en 1083 y hoy reconocida como una de las cumbres del estilo románico en España y aún en Europa.
Estilísticamente, San Martín de Frómista está relacionada con otros monumentos románicos del Camino de Santiago como la catedral de Jaca, la basílica de San Isidoro de León, y la misma catedral de Santiago en Compostela. En el siglo XV se elevó una torre sobre su crucero y se le añadió otra auxiliar de acceso a la anterior adosada a la cabecera. Durante el siglo XIX las cubiertas abovedadas amenazaron ruina y tras declararse Monumento Nacional (1894) se efectuaron importantes obras de restauración y remodelación del templo hasta dejarlo en la forma que ahora lo conocemos, sólo a mediados del presente siglo hubo que levantar nuevamente las cubiertas.
Consta de tres naves de medio punto, cada una con su ábside, y un cimborrio (una especie de cúpula) octagonal en el crucero. En su exterior se alzan dos torres cilíndricas a ambos lados de su fachada principal.
A pesar de la sencillez del edificio, en San Martín, como en toda iglesia románica, destacan los capiteles de las columnas del interior y los 315 canecillos exteriores que recorren todo el alero de sus tejados. Éstos son de una perfección y una variedad asombrosas. La apariencia de un estado perfecto de conservación del edificio se debe a la amplia y todavía controvertida restauración llevada a cabo en la última década del siglo pasado, proceso que algunos calificarían más de intervención que de restauración ya que las obras de 1893 dejaron la iglesia renovada, pero desprovista de todo rasgo del contenido explícitamente sexual de sus canecillos tallados. El edificio actual es por eso un reflejo tanto de las sensibilidades del siglo diecinueve como las de los hombres de la Edad Media.

 Natalia.

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